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14 ENERO 2022

El desafío de afrontar el nuevo año de forma saludable

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¿Cómo trabajar las emociones contradictorias que se presentan a fin de año?

Llegan las fiestas, una época movilizante que se supone que es para celebrar y que debería estar teñida de emociones placenteras. Sin embargo, parece inevitable que aparezcan algunos invitados no deseados, perturbaciones emocionales que atraviesan el cuerpo y se evidencian en lo gestual, por más que a veces se pretenda esconderlas. En este marco, entendamos lo siguiente: Las emociones juegan un papel vital en nuestro día a día. Constituyen un impulso que nos moviliza a la acción, influyen en la toma de decisiones y en la forma en la que nos relacionamos con los demás, pero sobre todo son la certeza de que estamos vivos.

Si bien cada persona transita estas fechas de una manera única e irrepetible, influida por las experiencias vividas, el sistema de creencias y los recursos que pueda movilizar, en líneas generales es común que la alegría no sea el único ingrediente. Según lo relevado en los relatos, la tendencia dominante es que también aparezcan otras reacciones emocionales como la tristeza asociada a las personas que ya no están con nosotros, a los fracasos o a las frustraciones, los temores por las muertes e infectados por el virus, el enojo ante situaciones que son percibidas como injustas, el sentimiento de culpa por soltar los mandatos sociales y familiares, entre otros.

¿A qué se debe? Las causas son múltiples y particulares, pero todos hemos vivido en lo cotidiano situaciones significativas (problemas con un familiar o amigo, enfermedad o muerte de una persona querida, problemas económicos o de trabajo) que generaron angustia y, además, dos años signados por la pandemia por COVID 19, cuya aparición en escena nos condujo a vivenciar situaciones nuevas y sorprendentes que trajeron un estrés adicional. Si agregamos a lo anterior los compromisos, los picos de trabajo, el mandato de comprar regalos siendo que a veces no se puede, el decidir dónde y con quién pasarlo, el espíritu de balance de fin de año; puede suceder que nos sintamos un poco apabullados.

EMOCIÓN, PROTECCIÓN Y REACCIÓN

Si bien el estrés y las emociones a veces tienen mala prensa, se consideran que “son malos”, en su justa medida incentivan acciones de protección que preparan a la mente y al cuerpo para responder a las situaciones que trae la vida. Nos permiten reaccionar, pero cuando estos mecanismos están activos todo el día o las emociones no se encauzan de una manera saludable, la psiquis se desborda y nos puede complicar la salud física e impactar negativamente en nuestras relaciones con los demás. Las estrategias de evitación o inhibición de las emociones se asocian generalmente con resultados desadaptativos, mientras que el reconocimiento y la expresión de las emociones disminuyen el estrés y se correlacionan con mejores resultados a niveles biológicos, psicológicos y sociales.

Sean cuales sean los problemas o situaciones estresantes que nos hayan sucedido y hayan tenido trascendencia, al fin de cuentas la vida continúa, avanza no sin algunos retrocesos, y muchas veces es a partir de vivenciarlas que los seres humanos podemos adquirir más sabiduría, ser más sensibles ante las dificultades de las otras personas, Adquirir mayor creatividad para resolver los problemas, apreciar más la vida y cambiar las prioridades.

Ojalá podamos detectar las sensaciones de malestar como señales de alarma, tomar contacto con nosotros mismos, sumergirnos en la profundidad de nuestra mente, sentir más y pensar menos, considerar las emociones, evaluarlas y decidir qué hacer. De la misma manera, debemos tomar contacto con los que amamos, reparar en la experiencia emocional de quienes nos rodean y disponer de una adecuada cuota de empatía para brindarles un marco de seguridad y confianza, que habilite a que se sientan escuchados y comprendidos, evitando reproducir la agresividad y la violencia que afecta las relaciones y generan un alto costo psíquico.

DESAFÍOS PARA EL NUEVO AÑO

Es un lindo desafío para el 2022 tener el impulso de ir un poco más allá, realizar un esfuerzo y un trabajo psíquico para afrontar el año nuevo de manera saludable:

  • Que lo cotidiano no se vuelva rutinario o “pesado”
  • Que la costumbre no prive de disfrutar de lo que se tiene.
  • Que seamos capaces de amar y que el enojo no conduzca a hacer daño o a ser crueles con los demás.
  • Que construyamos vínculos que posibiliten que el otro se sienta menos solo e incomprendido, ayudándolo a compartir libremente sus sentimientos o respetando sus silencios y absteniéndonos de emitir juicios de valor.
  • Que tomemos decisiones que estén alineadas con lo que deseamos-
  • Que tratemos de encontrarle sentido a la vida y vivamos gota a gota cada momento.

Ps. María Pía Dacharry - Directora Departamento de Psicología. INECO Neurociencias Oroño